Burdisso

Gente, dejo un relato corto que escribí, es una onda las ciudades invisibles. Me parece que tiene, entre otras, una buena reflexión de fondo sobre como miramos.

El Destello

Negar que estaba allí hubiera sido engañarme a mí mismo, a pesar de haber estado caminando desde hacía 12 hs, vagando por la arena desde que abrí los ojos y la vi, un destello de salvación allá a lo lejos, tal vez fuese alguna caravana, o tal vez otro perdido como yo. Al cabo de unas pocas horas comencé a reconocer formas, algunas, se erigían en lo alto como pirámides, otras eran solo esferas, pero desgraciadamente me encontraba muy aturdido por el reflejo del sol ardiente en lo mas alto del cielo. Con la boca seca e intentando ubicar mi mente en cualquier sitio que no fuese un oasis ni un mar ni nada líquido, visualicé lo que reconocí de inmediato como una silueta, pero no podía reconocer mucho de ella, ya que era de un color transparente azulado y al parecer se iban superponiendo unas sobre otras formando una sola masa uniforme, así fue que decidí descansar un rato antes de intentar alcanzarla definitivamente.
Desperté dentro de ella, empapado por su puesto, logré incorporarme y comencé a caminarla, sin poder entender mucho al principio, puesto que todo era visible, transparente, las paredes, los vidrios y las calles(si es que existían tales cosas) estaban conformadas de agua, cristalina, pura, donde si uno fijaba la vista por unos segundos podía tal vez, reconocer formas, pero al fin y al cabo, todo era igual. La gente iba y venia, toda empapada de pies a cabeza, con sus trajes, portafolios, vestidos y sombreros, todo mojado, con la vista fija hacia el frente, absortos por completo de lo que les rodeaba, pues parecían no darse cuenta de donde se encontraban, ni tampoco que estaban haciendo. Sus rostros estaban pálidos y sus manos arrugadas, al igual que el resto de su piel, a decir verdad asemejaban mas a la imagen de un zombie que a la de un ser humano. Nadie me veía, nadie miraba nada mas que al frente, con los ojos desorbitados, incluso nadie parecía escucharme, ya que a mas de uno quise preguntarle dónde me encontraba, o que era o algo, pero no encontré respuesta alguna.
Al cabo de un tiempo comencé a sentir un malestar en los pies, ya que estaba caminando prácticamente sobre agua, los zapatos comenzaban a molestarme, así que debí quitármelos. Observé que mis pies se encontraban pálidos y arrugados producto del agua. También poco a poco pude notar que ya no se veía tanto a través de los edificios, que a decir verdad, habían tomado un color azulado oscuro. Comprendí que me había adentrado tanto en la ciudad (por así llamarla de alguna manera) que debido a la superposición de formas ya no se veía a través de ellos, y por sobre todas las cosas, comencé a sentirme terriblemente fatigado, ya que la ropa me resultaba muy pesada al estar toda mojada, así que decidí sentarme en el suelo y descansar, observando todo a mi alrededor, mis manos se habían arrugado también, tomando un color pálido similar al de la piel e los residentes de allí, entonces fue cuando comprendí que si no salía pronto de aquel lugar terminaría convirtiéndome en uno más de sus habitantes. Me levanté de un salto y procedí a volver sobre mis pasos, pero por más que busqué, no había manera de retomar el camino de vuelta, al rato comenzó a anochecer y todo se tornó violentamente de un violeta oscuro, muy cargado, muy deprimente. Decidí pasar la noche allí, recostándome contra una pared, con mucho frío, el suelo estaba helado y sentí desesperación y angustia. Finalmente luego de un rato, puse las rodillas contra mi pecho y me quedé dormido.Desperté de un sobresalto, pues había dormido muy mal e incluso en sueños ansiaba poder salir de allí. Mientras fregaba mis ojos, observé que sorpresivamente la ciudad se había esfumado a mi alrededor, me encontraba otra vez solo y sobre la arena caliente, no había mas que ésta de horizonte a horizonte. Me encontraba vestido otra vez, seco pero cansado, la incertidumbre de no saber nada se había convertido en mi peor enemiga. A lo lejos pude ver un destello, una luz o algo, tal vez fuese una caravana o tal vez otro perdido como yo. A veces lo pienso y me fatiga, pero hacia allí me dirigí una vez mas, como lo hago todos los días, desde hace diez años.

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